Estilo educativo
El ideal educativo es el desarrollo integral del alumno, desde los valores del Evangelio, conduciéndolo a una concepción cristiana de la persona, del mundo y de la historia, que le transforme y le involucre activamente en la construcción de una cultura de paz, de justicia y honestidad.
Por educación integral entendemos “que todas las facetas de la personalidad del educando crezcan armoniosamente” Educación totalizante, que educa para la vida y consideramos que vivir es moverse hacia la felicidad. En este contexto, consideramos que el hombre feliz, es el que se realiza como hombre unificado. (F. Blanco Nájera)
La educación es un proceso continuo, permanente y participativo.
Con una actitud de apertura al conocimiento y a la interdisciplinariedad.
Buscando la interrelación de todas las dimensiones de la persona, coherente con la fe en Cristo Jesús.
Facilitando el desarrollo del conocimiento, destrezas y aptitudes necesarios para el pleno desenvolvimiento de la personalidad del alumno, porque “EDUCAR ES ENSEÑAR A VIVIR”.
Los Centros Divino Maestro, se identifican como una segunda familia donde la comunidad educativa anticipa el nuevo orden social: la escuela “espacio-hogar” dentro de la cual el alumno se desarrolla progresivamente.
Centros Evangelizadores
Nuestros centros son escuelas de evangelización y todo se proyecta en esta clave: marca criterios, acciones, toma de decisiones y estilo de relaciones, contribuyendo así a desarrollar la competencia espiritual en toda la Comunidad Educativa.
Se cuida de manera especial, el área de Formación Religiosa para favorecer nuestra meta educativa: la identificación con Jesucristo, Divino Maestro, de cada alumno.
Asumimos en nuestros centros el desafío de la Nueva Evangelización, aprovechando la plataforma que nos ofrece la escuela para anunciar explícitamente el Mensaje de Jesús Divino Maestro, siendo lugares donde la Buena Noticia del Evangelio se transmite desde la coherencia de vida, con nuestras palabras y formas de proceder.
Hacemos de la educación el elemento clave para afrontar los retos de nuestro tiempo, mediante la aceptación de la persona de cada alumno y su situación, especialmente:
❑ En una opción preferencial por aquellos que son excluidos y marginados.
❑ Los que no tienen recursos.
❑ Atención a las nuevas pobrezas.
❑ Apertura a las minorías étnicas, culturales y sociales.
Cultura Vocacional
“Educar desde la cultura vocacional: generar espacios para preguntarse por lo fundamental de la vida”
Evangelizar en nuestros centros desde la CULTURA VOCACIONAL, creando el “humus” que permite y favorece que cada niño y joven se pregunte por su vida, por su pasado, presente y futuro y pueda desplegar sus dones y capacidades para ponerlos al servicio de los demás.
Educar desde la cultura vocacional que significa generar espacios para preguntarse por lo fundamental de la vida y estar capacitado para descubrir la llamada a servir y a amar en una vocación particular.
Formar comunidades de personas evangelizadas, que cultiven la interioridad, que celebren, vivan y compartan la fe. Comunidades cuya acción y organización la realizan desde los valores del Evangelio e invitan al encuentro explícito con Jesús, Divino Maestro.
Atención a las familias
La familia como primera educadora, es para nuestros centros pilar fundamental de la educación de nuestros estudiantes.
“Es preciso formar padres pedagogos para que su labor educativa sea eficaz y fecunda” decía nuestro fundador, Francisco Blanco Nájera.
Padres y equipo docente formamos una comunidad educativa que da lo mejor para sus descendientes y nuestro alumnado. Nuestro principal objetivo será estrechar la colaboración con las familias a través de la información y el asesoramiento, más que una implicación de estas en las actividades del centro. El ánimo y el apoyo afectivo de los padres producen beneficios académicos que se prolongan durante toda la vida escolar del alumnado, de ahí que en el diseño de actuaciones buscaremos asesorarles para mejorar.
La escuela es una “institución salida de la familia, un complemento y prolongación de la misma, una segunda familia para el niño”. De esta afirmación de nuestro fundador se derivan unas relaciones mutuas entre familia y escuela. Por una parte, es totalmente necesario que la familia se abra a la escuela y que colabore de forma activa, constante y responsable en la puesta en práctica del proyecto educativo de centro y por otra, es necesario que la escuela se abra a la familia reconociendo que es la primera educadora y el principal centro de evangelización para nuestro alumnado.